“ROSA, EDUCADORA Y DIRECTORA DE
GUARDERÍA”
En
esta incursión bloguera os iré presentando experiencias reales de la educación
infantil desde diferentes puntos de vista (maestros, padres y madres, niños,
etc.). En esta ocasión os presento las vivencias de una gran profesional, una
buena compañera y, sobre todo, una gran amiga que vive con intensidad el mundo
de la enseñanza y que ha sido y es un buen referente para muchos niños y niñas
y para sus padres como educadora, como directora de guardería y como buena
persona que es. Os lo cuenta ella misma en la transcripción de la entrevista
que compartimos hace unos días.
“Me llamo Rosa y en los años 90 me decidí a poner en
marcha, junto con otra compañera, una guardería.
Terminé mis estudios de maestra y psicóloga y, como
ocurre cuando terminas, quieres encontrar trabajo, pero ya sabemos que la falta
de experiencia supone una gran barrera para encontrar ese puesto de trabajo
deseado.
Estuve un año en Madrid trabajando en un gabinete de psicología,
pero solo me querían para pasar test a colegios y esa no era mi idea de
trabajo.
En el año noventa y dos una amiga me propuso montar una
guardería junto con otra chica a la que yo no conocía y al principio me asusté
un poco, pero luego al conocerla vi que era una compañera con la que me iba a
llevar fenomenal y sus ideas coincidían con las mías para llevar a cabo esta
aventura.
El local en el que iniciamos el proyecto no era muy
grande, tenía capacidad para unos veinte niños, lo que nos permitió cumplir uno
de nuestros principales objetivos, que la guardería fuera muy familiar y
cercana a los niños y sus familias.
Los requisitos burocráticos eran menos que en la
actualidad, aunque sí fue inspeccionada por el Ayuntamiento (en la Junta de
Castilla y León, donde fuimos a consultar para ver si necesitábamos cumplir
algún requisito a nivel educativo, nos dijeron que solamente controlaban sus
propias guarderías). Ahora es necesario cumplir muchos más requisitos y
controles y es normal porque estamos trabajando con niños y niñas y hay que
ofrecer las máximas garantías de calidad en el trabajo que hacemos con ellos.
Los comienzos fueron difíciles porque no nos conocía
nadie y en aquellos años la publicidad y el marketing eran más complicados que
en la actualidad y además era demasiado caro para nosotras.
Al principio trabajábamos con los niños de amigos y
conocidos de mi compañera. Poco a poco nos fueron conociendo otras familias y
fue aumentando el número de niños. Teníamos claro que este trabajo tiene que
ser vocacional y no trabajar solo para ganar dinero, porque entonces habría que
cambiar de empresa.
Conseguimos que la guardería se llenase por la mañana,
pero por la tarde nos faltaban niños. Fue entonces (año 2000) cuando una ONG
contactó con nosotras y nos propuso participar en un programa dedicado a la
atención de familias en situación de riesgo de exclusión social. Era un
programa muy interesante por su contenido social y que además previsto para
prestarlo por las tardes, por lo que nos venía muy bien. Con este programa
conseguimos completar todas las plazas de la guardería.
En el programa de atención a familias en situación de
exclusión social comenzamos trabajando otra compañera y yo. Cuando esta compañera
se marcho a trabajar a la escuela pública, la ONG envió una sustituta
(Cristina, quien ahora me entrevista) a la que yo no conocía de nada y al
principio me preocupó porque teníamos que comenzar de nuevo para que los niños
la aceptaran y había que enseñarla todo. La verdad es que puso todo de su parte
para resolver esos y otros problemas que se planteaban y en poco tiempo ya
formábamos un buen equipo. El programa se trasladó a otra guardería de la Junta
de Castilla y León y nosotras fuimos allí como empleadas.
Nuestra guardería continuó abierta hasta 2013, año en que
la cerramos porque el número de niños había descendido considerablemente y yo
había comenzado a trabajar por las mañanas en la escuela pública.
Ahí acabó mi experiencia como directora de
guardería, aunque ha sido la más importante y con los recuerdos más agradables.
Lo que más me emociona es ver por la calle a mis niños y niñas que están estudiando una carrera y son más
altos que yo y están guapísimos todos (risas)”.