Según consta en los informes de la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) más de 1.000 millones de personas en el mundo entero viven con alguna forma de discapacidad. Casi 93 millones de esas personas son niños, que además suelen verse marginados a causa de los prejuicios sociales acerca de las diversas modalidades de discapacidad y la limitada flexibilidad de los agentes sociales para atender a sus necesidades especiales.
En la vida cotidiana, las personas con capacidades diferentes padecen múltiples desigualdades y disponen de menos oportunidades para acceder a la educación de calidad que se imparte en contextos integradores. Por ello es importante que desde todos los ámbitos, incluido la educación infantil, se involucre en una educación por la inclusión y la igualdad de oportunidades.
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